jueves, 18 de octubre de 2012

Las bandas de humanos.

Cuando esta mañana me desplazaba en un trasporte público, a una de esas horas en las que el medio en cuestion, osea, el autobus, no va ni muy lleno ni muy vacio, aunque suelo ir ensimismado en mis cosas, una conversación muy próxima me ha llamado la atención. La atención y la curiosidad. Bueno. Y también el vouyerismo (igual este palabro no es correcto; es eso de espiar o escuchar sin que se den cuenta). Trataba el intercambio de opiniones sobre lo rematadamente mal que alguien había hecho algo y que había perjudicado a alguien. Y todo por lo mal que nos ponemos a una los humanos. Basta que dos humanos hablen de ponerse de acuerdo en algo para que se intenten hacer dos cosas dintintas a la vez. Y generalmente eso termina siendo causa de una de esas charlas de autobus mañanero como la que yo he intentado vouyeurizar (otro tiro a la real academia; pero me gusta invertar palabras).
Como el desplazamiento era largo, digo el mio, por que el de las dos de filosofía humanística a terminado bastante antes, he vuelto a mis cosas. Y mis cosas en ese momento era eso de la sincronización de los humanos. Y me he acordado de algo que presencié no hace mucho.
En algun evento vi y escuche a siete contrabajistas ejecutando varias piezas todos a la vez. Pero a la vez, todos estaban en la misma pieza. Si. Eran siete. Y la conjunción fue perfecta.
Y además, tengo un indicio que conservo para cerciorarme de que aquello no fue un sueño. Tengo una foto.

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